La dependencia y el amor son términos que se
confunden en la relación de pareja. Todas las parejas, en un inicio, tienen el
deseo de fusión, de estar cerca, mantenerse en contacto. El proceso de
enamoramiento lleva a experimentar ese elixir.
Sería estupendo realmente encontrar a la media
naranja.
La cultura dicta que debemos buscar a nuestra
alma gemela. Un amor que sea perfecto y para toda la vida en todos sus
aspectos.
Las canciones, poesías y novelas hacen
referencia a esta clase de amor idealizado. Y, algunos viven buscando
afanosamente, esos amores apasionados todo el tiempo.
La realidad se impone y plantea amores de
carne y hueso. La decepción y desilusión toman lugar en la vida amorosa.
La ilusión de vivir pegados como siameses es
una realidad. Cocidos con hilos de oro y plata, engarzados para siempre.
La vida emocional es compleja, la
individualidad es nuestra realidad. Y, tener una pareja es una opción de vida
que algunos viven como si fuera el fin en la vida misma.
La única dependencia fusionada es cuando
estamos en el vientre materno. Deseamos conservar este estado de nirvana, pero
para ello, no tenemos autonomía dependemos completamente.
Este estado es el deseo más íntimo para
recrear en la pareja. Visto así, parece una locura y en verdad lo es. Pero las
parejas insisten en ello y dependen de sus parejas en grado sumo para su
bienestar.
Seguimos necios esperando que se cumpla con
todo afán. Queremos a fuerza que la relación nos de esto, eso o aquello que
nosotros no somos capaces de proveernos a nosotros mismos.
Vivimos en pareja, y eso significa para
muchos, compartir los gustos, los intereses, los platillos, el tiempo, el
trabajo, la casa, el dinero, los amigos, las diversiones, las familias
extensivas.
¡Sí! que somos exigentes con las personas y
con el amor.
Cuando esta parte de nuestra vida emocional no
es comprendida desde esta realidad deseada, se inician juegos dentro de las
parejas que se confunde con el amor.
Ya no amamos a la pareja dependemos de ella y se inician
juegos dentro de la relación:
-
Interrogamos: queremos todas las explicaciones
acerca de su comportamiento.
-
Intentos de controlar todo lo que la pareja, hace,
dice, siente o piensa.
-
El Chantaje: para sentir que somos víctimas y el
otro es el malvado.
-
El castigo de la indiferencia: no te hablo, te
ignoro.
-
La sumisión: mostrar rasgos de debilidad.
Ya no miramos a la pareja dependemos del
vínculo que establecimos en la relación de pareja.,
Para terminar,
una frase de reflexión de Juan Pablo Valdés:
El mayor
obstáculo para el amor, es el temor
secreto de no ser dignos de ser amados.
Piénselo, desde mi punto de vista, la pareja
es un proyecto, y como tal, lleva tiempo en construirla. Está sujeto a
pasiones, encuentros y desencuentros.
Lo más importante es observarnos en la forma
cómo nosotros nos relacionamos en esta vida de a dos.
La psicoterapia de pareja siempre es una gran
alternativa.
Ana Giorgana
Terapeuta.
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